El Sabor de la Libertad

Y un día te das cuenta… de que las limitaciones con las que intentas justificar tu pasividad eran, en gran parte, producto de tu frondosa imaginación…De que los guardias de la prisión en que vivías sin darte cuenta eran, ni más ni menos, que tus propios pensamientos… De que salías de la esclavitud pero volvías a entrar porque no soportabas la incomodidad del desierto…De que tus alas son muy grandes, pero siempre volaste bajo por temor a caerte y golpearte fuerte…Pero también te das cuenta…de que si D-s te dio alas enormes, para algo deben servir y de que te ves mucho mejor cuando las desplegas totalmente…Y te das cuenta de que el mundo brilla mucho más cuando decidís compartir tu luz con los demás…Y de que si pedís permiso para despegar, siempre va a haber alguien que intente evitar tu vuelo.Y te das cuenta de que es mucho más fácil perdonarse un error, que soportar el sabor amargo de no haberlo intentado!Y comprendes que, cuando volás alto, las opiniones de los demás, bienintencionadas o no, ya no pueden herirte, pero sí te llevas con vos tus pensamientos, te conviene elegir los que no te pesen ni dificulten tu vuelo…Y ese día dejás de dudar y salis a volar.Y experimentas, por fin, el verdadero sabor de la libertad.



Mayra S. MuseriCoach Ontológico

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir al contenido