Por: Tzvia Kusminsky
Ayer llevé a mi hija a un parque con pistas especiales para andar en bicicleta. Subidas, bajadas, vueltas. ¿Qué más divertido?
En el camino por el que ella iba, había también un niño de 5 años aproximadamente, que iba andando muy bien sin rueditas. En un momento el niño se cayó y se golpeó dejó la bicicleta en la mitad del camino y se puso de costado a ver su lastimadura.
No vi que nadie se acerque a él, por lo que me acerqué yo. Le pregunté si estaba bien, no lloraba; me mostró su tobillo y le dije:
“¿Dónde están tus papás?”
A lo que me señaló a su abuelo, sentado en un banco relativamente cerca, hablando por teléfono.
Cuando el abuelo notó que yo me acerqué, se acercó el también.
Le comenté que el niño se había caído y lastimado, a lo que el abuelo me respondió con un acento ruso fuerte:
“¿viste alguna vez a alguien que haya crecido sin caerse?”
El abuelo se refería a la caída física, todos los niños se caen y reciben golpes. Pero a mi esa frase me resonó fuerte y me dejó una gran enseñanza.
Si quieres crecer, debes saber que sin duda habrá caídas en el camino. Si temes de las caídas, pues te quedarás siempre en el mismo lugar en que te encuentras ahora.
Por lo que la próxima vez que experimentes una caída recuerda:
DE AQUÍ PUEDES CRECER.