Para desarrollar la resiliencia se necesita de dos pilares fundamentales que en momentos de adversidad nos dan estabilidad emocional: la familia y las relaciones sociales. Unido a esto, s recomendable trabajar en la mente cinco disposiciones: Actitud, paciencia, creatividad, responsabilidad, horarios.
Pero antes, ¿cómo se define la resiliencia? Pues no es más que una virtud que consiste en superar y adaptarte a momentos adversos, con la confianza de que saldrás adelante a pesar de todo.
Son muchos los acontecimientos que pueden afectarte emocionalmente: una ruptura amorosa, dificultades económicas, proyectos fracasados, entre otros. Todos ellos ponen a prueba la resiliencia de cada ser humano.
Con la crisis sanitaria del COVID-19, estamos viviendo situaciones de incertidumbre que provocan en nosotros sensaciones de miedo, inquietud y nerviosismo. Es normal; aunque no podemos dar cabida a esos pensamientos. No estamos preparados para abordar un escenario futuro que todavía no ha llegado y para el cual no tenemos recursos. Sí estamos preparados para traer a nuestra cabeza situaciones complicadas que hemos abordado en el pasado, hemos generado habilidades y recursos; pensar en ello ofrece seguridad y confianza.
Cinco disposiciones de una persona resiliente:
Actitud
Este escenario de confinamiento puede favorecer la reflexión para poder cambiar y mejorar comportamientos y prácticas de nuestra vida que no eran saludables ni ecológicas y valorar lo que realmente importa. Esto va a influir mucho en la relación familiar o con seres queridos.
Paciencia
Estamos acostumbrados a la impulsividad, a querer las cosas aquí y ahora y eso nos genera mucho estrés y vivir la vida sin vivirla. Es una ocasión única para trabajar la paciencia, la cual favorece la gestión de la frustración, reflexionar y tomar mejores decisiones.
Creatividad
Se impone la flexibilidad mental y hacer las cosas de otro modo. No hay que dejar que el miedo bloquee la mente. Confiar en las personas y en su capacidad para hacer el bien es un paso adelante. Estas situaciones que estamos viendo, sacan lo mejor de nosotros. Tenemos una libertad creativa que ahora podemos desarrollar.
Horario
Es un elemento fundamental: horario para trabajar, descansar y conversar. Con la escucha se trabaja el músculo de la atención plena, y cuando estamos viendo películas y series, se pueden fomentar las conversaciones sobre los personajes, los comportamientos, etc. Es una fuente de autoconocimiento propio y ajeno muy potente.
Para todo eso necesitamos disciplina. Quizás es una palabra que no está de moda y se le sustituye por rutina, que es más amable; no es malo el término, aunque las ventajas de la disciplina son muchas: fomenta la calma en los momentos más críticos. Al mismo tiempo, nos hace más tolerantes a la frustración. También, favorece la autoestima y la organización de la propia vida. Gestionamos mejor el tiempo y el estrés, eso sin duda será clave para lograr el éxito.
Responsabilidad
Seguir las normas de los expertos nos hace salir de nuestra zona de confort y a tener una mirada amplia. A saber, visualizar las ventajas de seguir las normas y también los inconvenientes de pensar solo en nosotros.
El corazón no tiene que estar confinado: el individualismo no es ecológico ni sostenible. Acostumbrarnos a reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos en relación con el bien común (algo que se hace obvio en las conferencias de superación personal).
La importancia de ser resiliente en estos tiempos de incertidumbre es una carta muy valiosa para hacer frente a cada reto que se ponga en frente.
La crítica y el victimismo no ayudan. La sociedad civil está ejerciendo el liderazgo. Ahora más que nunca tenemos que ser solidarios y nuestra contribución siempre puede ser que cada uno rece como acostumbre por los profesionales que están en primera línea protegiéndonos al resto. La oración, da mucha paz al corazón.