Judith Chama de Sisro
Coach Ontológico
Les voy a contar una historia verídica, aunque no parezca.
Un muchacho baal teshuba ,(que retornó al camino de la Torá) muy dulce y respetuoso con la gente; cada vez que percibía que sus compañeros atinaban a hablar mal de alguien, salía corriendo de la oficina, disparado como una bala, para evitar escuchar lashon hará (maledicencia).
Un buen día, le preguntaron a qué se debía su comportamiento tan exagerado. ¿Por qué no pedía que cambien el tema de la conversación, o aunque más no sea, no se tapaba los oídos en señal de desacuerdo? ¿Cuál era la razón por la que huía despavorido?
El muchacho, se acomodó en su asiento y comenzó a relatar su historia.
-“Antes de volver en teshubá, y regresar a las fuentes del judaísmo, mi socio y yo salimos de paseo. Alquilamos un jeep y nos introdujimos en una jungla. Al rato de caminar, vimos a lo lejos, una chita que venía a nuestro encuentro. Entramos en pánico y empezamos a correr enloquecidamente . Mientras corríamos, mi amigo me dice: -” yo tengo que llevar la delantera, déjame que te pase”.
-“¿ Por qué tu tienes que ir adelante y no yo? Le pregunté. A lo que me respondió:
-” Si la chita nos alcanza, ataca al primero que encuentra, es decir, al más rezagado de nosotros. y mientras está devorando a su presa, en este caso, a vos; yo puedo escapar”.
-“Vamos”, le dije. “somos amigos, no serías capaz de actuar así”.
Me respondió:
-” Cuando se trata de vida o muerte, no hay amistad que valga”.
A los pocos metros me pasó, quedando yo en segundo lugar, y como la primer presa para la chita.
Mientras corríamos , descubrí un sendero a mi izquierda. Si lograba doblar y tomar ese camino, podría salvarme, esperanzado en que la chita siga mirando solo para adelante.
Doblé a mi izquierda, y, efectivamente, la chita siguió mirando para adelante, persiguiendo a su nueva presa.
Lo que vi fue horrendo. La chita tomó a mi amigo de los tobillos y se lo devoró íntegro. Apenas si quedaron algunos de sus huesos al lado del jeep.
Cuando conocí el camino de la Tora, aprendí el versículo que dice “La vida y la muerte están en manos de la lengua”.
¡Cuanta verdad!
Con la misma lengua podemos construir mundos, animar a la gente, ¡dar vida! y también podemos criticar, quejarnos, destruir y matar….
Y las últimas palabras de mi amigo fueron que Cuando se trata de vida o muerte, no hay amistad que valga”.
Es por eso, que me escapo. Huyo como de la chita. El lashon hará pone en peligro las vidas de todos. Ante un inminente peligro, lo más indicado es escapar, y, tal como dijo mi amigo, no hay amistad que valga”, no busco congraciarme con nadie, solo huyo, porque tanto hablar mal de alguien como escuchar lashon hará, es un riesgo.”
Este muchacho nos enseña una gran lección de vida.
La próxima vez que te encuentres frente a un posible lashon hará, imaginate que es una chita, salvaje y amenazante. Seguramente, que te vas a abstener de hablar y de escuchar.
Para eso, tienes que trabajar mucho, mentalizarte y repetirte constantemente que el lashon hará es tan peligroso como una chita.
Si te sirve, imprimí la imagen de la chita y colgala en donde puedas verla constantemente, hasta que esta analogía te quede tan grabada, a tal punto que ya ni te animes a escuchar ni hablar maledicencia de nadie.
Te dejo a ti, que elijas la estrategia para abstenerte de hablar y escuchar que hablen mal de otros. Hay muchas formas de hacerlo. Puedes optar por cambiar de tema, poner música, dirigir la atención hacia otro lado. Busca la que más se adapte a ti y a las circunstancias.
Ahh, y recuerda, que ¡tampoco puedes hablar mal de ti mismo! Si consideras que estás necesitando ayuda, consúltame .Puedo ayudarte